[Mitos Egipcios • Creación]

Nun: El Océano Eterno Antes de la Creación

Antes de que amaneciera el primer sol, antes de que se pronunciara el primer nombre, existía Nun — un océano sin orillas, una profundidad infinita, un silencio que no podía romperse. No había tierra ni cielo, ni luz ni tiempo… solo las aguas primordiales, respirando lentamente como si soñaran con existir.

En el corazón de esa quietud dormían todas las posibilidades, las semillas de todo lo que sería. Y desde las profundidades de Nun surgió el primer destello de vida: una pequeña colina de barro llamada Benben, donde el dios Atum se alzó, el primero en emerger del vacío, para modelar con sus manos el universo.

Los antiguos egipcios decían que Nun nunca desapareció. Permanece ahí, oculto bajo el mundo visible, esperando en el silencio de las profundidades. Cada amanecer es una nueva creación: la luz nace del abismo, como entonces, al principio de todo.

Nun no era ni bueno ni malo; era la esencia de ambos — la calma antes del orden, la oscuridad que guarda la chispa de la vida. Y en cada ser vivo vibra una gota de esas aguas primeras, recordándonos que todos venimos del mismo abismo primordial.

Por eso, el egipcio no temía al vacío: sabía que detrás del silencio eterno… siempre está Nun, el océano que devora, pero también el que vuelve a dar vida.