[Mitología Egipcia • Sokar]

Sokar: El dios de la oscuridad que precede al amanecer

Antes de que naciera la luz, antes de que el cielo abriera sus ojos al primer hilo del alba… existía un silencio pesado, un eco lejano que vibraba en las profundidades del inframundo. En esa sombra profunda, donde los secretos se encuentran con la muerte, surgió un nombre de brillo tenue: Sokar — el dios de la oscuridad, señor de la transformación y anunciador del amanecer que está por venir.

Sokar no era solo un dios de la muerte, como muchos creyeron; era el instante que precede al nacimiento, la sombra que abraza a la luz antes de que despierte. Representaba aquello que no vemos, lo que madura en silencio, la fuerza que se forma en lo oculto.

En el reino subterráneo, donde el sol emprendía su viaje nocturno, Sokar permanecía como un guardián invisible. Allí, en el corazón de la oscuridad, ayudaba a Ra en su travesía y mantenía firme el camino cuando los susurros del caos intentaban desbordarlo. La oscuridad, para él, no era un final… sino una etapa del cambio.

Los antiguos egipcios lo representaban con cabeza de halcón oscuro, inmóvil y silencioso — como si gobernara un mundo que no necesitaba palabras. Su presencia era un rito de transformación: lo que muere en la noche, renace con la mañana.

En el festival real “Sed”, simbolizaba la renovación del poder; allí el rey no era solo un cuerpo, sino un espíritu puesto a prueba frente a la sombra. Sokar era aquella parte que tememos pero que nos forma… la fase sin la cual no nacería luz ni existiría amanecer.

Por eso el egipcio antiguo conocía una verdad que a menudo olvidamos hoy: que el amanecer no comienza con la salida del sol, sino cuando la oscuridad está lo bastante madura para dejarlo nacer.

Y Sokar… era el señor de ese momento.